jueves, 18 de marzo de 2010

La liquidación del alumno de Filosofía en la época del capitalismo académico

(…) La Declaración de Bolonia plantea en escasos cuatro folios, un proceso de convergencia europea de los diferentes sistemas universitarios para llegar a consolidar el denominado ‘Espacio Europeo de Educación Superior’, respetando en buena medida el tradicional espíritu universitario. Las buenas intenciones iniciales actuaron cual caballo de Troya y al amparo de esas propuestas lo que parece que realmente está ocurriendo es un proceso encubierto de mercantilización y privatización de la educación superior.
Nuestra tesis interpretativa sobre el estado de la cuestión es que el proceso iniciado en el acuerdo de Bolonia y posteriores, representan un progresivo arrinconamiento de las Humanidades, su posterior transformación en otra cosa (¿Cultural Studies?). Evitando así que su desaparición pueda ser cuestionada y reivindicada, pero que supondrá su definitiva desaparición. Esta transformación acompañará a la de la institución que la cobija, la Universidad, en una conversión de algo muy diferenciado; esto significará la desaparición de uno de los pocos espacios de libertad que resisten al capitalismo global.
Todo lo anterior se debe enmarcar en el contexto global en el que se inscribe y la ideología que orienta esta reforma, y que forma parte de la crisis generalizada de la política y de la ciudadanía.
(…) Sólo parece abrirse en el futuro próximo una posibilidad para aquellas universidades que desean realizar estudios humanísticos, llevar a cabo el programa de “Universidad sin condición” propuesto por Derrida. Así se podría transforma un peligro en una oportunidad.
(…) ¿Qué clase de discurso de exhortación a la filosofía y a las humanidades se podría elaborar hoy en día? Parece evidente que en primer lugar de reivindicación. Pero debería acompañarle un impulso y tono de resistencia. La tarea es urgente, porque después de la conquista de la meritocracia universitaria, con la implantación de las reformas descritas, podemos acabar “sacrificando el compromiso de una educación de calidad para amplios segmentos de la población a favor de una concentración de recursos en unas minorías” [J. Tugores]
(…) como dice Derrida “la universidad sin condición no se sitúa necesaria ni exclusivamente en el recinto de lo que se denomina hoy la universidad”. El filosofar crítico, no circunscrito a la disciplina filosófica -ejemplos dispares como Sánchez Ferlosio o los miembros de Tiqqun así lo evidencian- se aleja progresivamente de los departamentos de filosofía, no encuentra allí buen asiento y necesita su desterritorialización universitaria para ser efectivo. Es la lección que nos ofrece López Petit.
Esto no nos ha de llevar a error, la mercantilización universitaria no dejará de ofertar estudios humanísticos, incluso la reforma puede llegar a producir un ‘efecto de llamada’ gracias a la secundarización académica de los grados universitarios. (…) ¿No sería el momento oportuno para realizar nuestro propio ejercicio de ‘Dialéctica de la Ilustración’? ¿Cómo es posible que siga todo igual?

José Sanchez Molina

No hay comentarios:

Publicar un comentario