domingo, 18 de abril de 2010

Ciencia vs. religión: una aproximación al 'nuevo ateísmo'


En nuestra sociedad de capitalismo avanzado, se ha instalado en la percepción pública de lo políticamente correcto que la religión es el único tema sobre el que no está bien visto discutir (argumentativamente, por supuesto). (…) Se ha establecido un área de protección al discurso religioso –que puede variar bastante de Estados Unidos a, en el otro extremo, Francia–. Los cuatro autores [Richard Dawkins, Christopher Hitchens, Daniel Dennett y Sam Harris, los llamados ‘padres del nuevo ateísmo’] se muestran particularmente molestos con la situación y adquieren como compromiso el hacer visible, el hacer pública, la crítica a la religión (…) [y] romper el tabú sobre la religión. Porque como afirma Dennet: “(…) la religión es demasiado importante para nosotros como para que permanezcamos en la ignorancia respecto a ella. No sólo afecta a nuestros conflictos sociales, políticos y económicos, sino también al significado mismo que damos a nuestras vidas.”
A pesar de ser conocidos como ‘los cuatro jinetes del ateísmo, los cuatro comparten el rechazo, o al menos lo suelen evitar, del término ‘ateo a favor de otras denominaciones más al gusto de cada uno. (…) Aquí tenemos una muestra de la forma en que en el mundo anglosajón (en especial en Estados Unidos) tanto la palabra como el ateo han sido tan estigmatizados que incluso intelectuales de su talla sienten el peso de esa estigmatización.
Si hay alguna característica que une el nuevo pensamiento ateo es el uso de los mecanismos de transmisión de masas.
El creyente considera que su creencia es verdadera, absolutamente verdadera, por lo que debe representar algún estado del mundo fielmente. Al igual que las demás creencias que los demás tenemos, las religiosas siguen el mismo patrón de búsqueda de verificación. (…) Y, por supuesto, éstas fallan estrepitosamente (…). Pero todo ello nos muestra que la gente religiosa no está realmente loca17, es decir, no renuncian a la racionalidad, sino que son sus creencias sobre el mundo las que fallan –habiéndose especializado los teólogos en razonamientos claramente circulares y viciosos sobre la fe–.
Por otro lado, nos encontramos con sus afirmaciones éticas. La búsqueda exhaustiva de ejemplos de maldad contenidos en las sagradas escrituras, es un recurso tan ordinario en nuestros autores como falto de convencimiento ya que, como textos escritos por diversos hombres en diferentes épocas, contienen tanto argumentos a favor como en contra de lo que uno quiera. En cambio, es en la reticencia a los datos empíricos en los que debemos poner toda nuestra atención. (…) Cualquier creyente se negará a aceptar que sus creencias no son afirmaciones fácticas del mundo, ya que sin duda, para ellos, son verdad. (…) Si el creyente aceptara que la revelación necesita de un criterio exterior para justificarla, aceptaría el mismo estatuto para sus creencias éticas como las de los seglares. Y es aquí donde los moderados religiosos se encuentran en una encrucijada. (…) El moderado ofrece una cobertura al radicalismo religioso al impedir la crítica de la misma creencia religiosa. Aquí es donde se muestra el verdadero peligro de la fe, ya que elimina cualquier posibilidad de crítica, de debate racional. Sin embargo, parecemos abocados a los brazos de los moderados religiosos si no queremos ver estallar el mundo en el conflicto con el Islam. (…) Todos coinciden en que un factor esencial de la radicalidad de hoy en día del Islam es que no ha pasado por una Ilustración, es decir, por una confrontación directa con la ciencia y una política laica. Paradójicamente, la esperanza se encuentra en que los moderados se conviertan en mayoría con poder, en que la mayoría de la población traicione por igual a la fe y a la razón.
(…) la creencia en la creencia no viene dada por argumentos teológicos sino de hondura e impacto social. En Estados Unidos la idea de un estado del bienestar a la europea está muy lejos de producirse –si es que llega a hacerlo algún día–, por lo que son las organizaciones religiosas y su vocación a la ayuda social, como soporte a la comunidad, las que ocupan ese lugar, ese vacío. (…) De este modo, la religión ha encontrado una forma de protegerse ante posibles ataques. Otras variaciones de la protección ha sido la evolución del concepto de Dios. (…) Como todos sabemos, en teoría de la argumentación uno de los puntos esenciales para una discusión racional y lógica es que los adversarios hayan definido con claridad los conceptos a discutir, pero el religioso no lo hace.
En la base de la creencia en la creencia en Dios parecía estar la imposibilidad de de una sociedad moral sin la religión. (…) El reto, por tanto, es encontrar explicaciones naturales a nuestro comportamiento moral, no sustentadas en las creencias religiosas.
(…) para nuestros autores no hay otro error mayor que definir a un niño por una religión. Como señala Dawkins, estamos más que acostumbrados a oír términos como ‘niño católico’ o ‘niña musulmana’. (…) imaginemos que los llamara ateos o agnósticos simplemente porque sus padres lo son. El asombro y las protestas serían enormes.
Los ideales ilustrados forman el compendio más exacto de los anhelos de los cuatro autores que hemos analizado. Sin la ingenuidad de sus antepasados ilustrados, sabedores de las limitaciones de la razón, optan por la duda, el escepticismo y la indagación constante como formas para conocer el mundo de manera más clara y precisa, menos ignorante y supersticiosa. Para conseguirlo, necesitamos una nueva era ilustrada, donde sean los buenos argumentos y no las creencias injustificadas los que nos guíen en los retos que nos depara, no sólo el presente, sino el futuro. (…) debemos convocar a los mejores de todos los campos del conocimiento, transgredir los límites disciplinares, para compartir e iluminar nuevas ideas y formas de abordar todos los temas que son de extrema importancia.

Víctor Luque Martín

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